Manteniendo los lazos, manteniéndote al tanto, cuidando el puente que te une a mí.
Ella me abre una ventana hacia donde estaba mi
casa, siento que nunca me fui de allí.
Me siento parte de su vida, aún cuando no ando
por allí.
Me envía su aroma con el viento
cierro los ojos y me pego a su cuello.
cierro los ojos y me pego a su cuello.
¡Como arde el deseo! Ojala el calor del Sol se
acercara solo un poco al calor que ella me daba.
El Sol pega fuerte todos los días en mi cara,
pero no alcanza.
Me sumerjo en el agua para lavar el recuerdo,
para mantenerlo intacto y así, no sustituir el calor del Sol por el calor de su
piel.
La traigo a mí. Es el recuerdo.
Tanteo entre las sábanas, ella esta allí
durmiendo de mi lado de la cama. Y yo la dejo quedarse, porque prefiero
tenerla cerca antes que perderla por ahí.
Me despierto…
Me doy cuenta que en realidad soy yo quien duerme de mi lado de la cama. Giro y ella ya no está allí. Entonces pienso… ¿Se habrá ofendido porque la saqué de mi lado de la cama? ¡Si gané! Pero sé que su enojo es mentira, es parte de nuestro juego.
Me doy cuenta que en realidad soy yo quien duerme de mi lado de la cama. Giro y ella ya no está allí. Entonces pienso… ¿Se habrá ofendido porque la saqué de mi lado de la cama? ¡Si gané! Pero sé que su enojo es mentira, es parte de nuestro juego.
Entonces descubro que este juego fue
verdadero, sucedió, pero no ahora.
Era tan vivo el recuerdo, tan real… ¿Un sueño?
¡No! Fue real.
Pero la tengo lejos para saber si al final su
enojo era parte del juego o si se ofendía de verdad.
Quería preguntarle si me perdona. Aunque se
que fue un juego limpio, el ganador fui yo pero no importa. No me importa
mientras permanezca a mi lado, mientras sea posible volver a jugar esta guerra; este tire y afloje de querer sujetarla por las piernas que se retuerza que
llegue a mi lado de la cama; pero que yo, con un movimiento suave la destierre
de mi sitio. Que termine arriba mío quitándome el aire para quedárselo ella y
que la cama quede hecha un lío y que nos gane el cansancio después de tanta
guerra y que ni uno ni el otro quede de mi lado de la cama porque los dos somos
uno en medio del camastro.
Y aún así, sigo sin saber… Porque despierto y veo el cielo. Giro y están las olas y lo que era mi cama ahora es una lona en la arena y giro y la que está al lado mío ya no es ella.
Y aún así, sigo sin saber… Porque despierto y veo el cielo. Giro y están las olas y lo que era mi cama ahora es una lona en la arena y giro y la que está al lado mío ya no es ella.