Le pedía seguir, le pedía más, tal vez.
Ella lo creía, creía en lo que le decía, de hecho lo intentaba, porque creía que no había razón para no hacerlo.
Pero nunca le alcanzaba, pedía eso que nunca iba a encontrar, aún cuando creyó encontrar eso que tanto buscaba, tanto idealizó, que no se dió cuenta que en sus ojos ciegos se posaban las ilusiones de un corazón que vivía más en la mente, que en su propio ser.
Se derrumbó sobre los escombros de una ilusión, casi inexistente. Se dejó arrastrar y hoy ni siquiera la mira. Se niega en su fuero interno.La ignora, ni se atreve a hacerla callar.
Hoy, se encontrará con la realidad de no encontrarla jamás en otro lugar, de no encontrarla más en el mismo lugar... No supo buscar detrás de las cortinas de un camuflaje listo y hecho para hacerlo soñar. Y ahora ya ni una nube puede alcanzar.
Pasaban los días y más negado se lo veía. Cambiaba sus ropas, por las de una sociedad fugitiva de perdones momentáneos y acertados para un lugar que no fuese el real; solo de un lugar momentáneo.
Dentro de unos días tal vez, ya no pueda regresar, tal vez sea tarde para él.
Ella espera que él se de cuenta de que aún así, la puede invitar a dar un paseo por ahí, porque aunque para él no lo sea, para ella es una cuenta pendiente de palabras sin decir que quedaron flotando en el aire ese paseo por el jardín.
viernes, 18 de noviembre de 2011
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Ya van dos veranos sin calor, solo noche.
Sin conciencia, me quedo en un rincón viendo cómo las horas se pasan lentamente, cómo mi vida se va con tu recuerdo.
Sin conciencia, me quedo en un rincón viendo cómo las horas se pasan lentamente, cómo mi vida se va con tu recuerdo.
Nuestros mejores días se perdieron,
nuestras mejores noches se perdieron,
todo lo que hacía que mi cielo fuese azul, se perdió.
Cada momento que pasamos juntos, cada vez que nos dijimos te amo, todo; perdido.
Estoy cansado.
No estoy seguro qué hablamos, qué palabras usamos, pero éstas salen de nosotros y se mezclan en un sonido difuso.. Pero hablamos; uno frente al otro.
Puedo sentirte, puedo acariciar tu rostro, y puedo sentir tus besos, y esa sensación tan dulce que hace tiempo habia olvidado.
Quisiera que el tiempo se detuviese, y quedarme, acá mismo, viéndote sonreír. No recuerdo haber visto nada más hermoso que tu sonrisa.
Mis ojos se abren de golpe, hay luz de sol, me toma unos segundos saber donde estoy, y unos segundos más, recordar donde estaba.
Siento la amarga angustia, cierro los ojos, quiero volver.
Y lloro.
Escrito por: Manuel Geraldo
Escrito por: Manuel Geraldo
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