sábado, 18 de febrero de 2012

Sentencia

Tantas veces nos vimos arder en fuego
cuando nuestros ojos no se miraban 
cuando ni siquiera estaban cerca, 
cuando ni se custodiaban...

¡Muerte súbita! Para todos los rencores de sentir lo que sentimos 
cuando alguna vez fuimos eco de un suspiro anestesiado, luego de ser buscado por un corazón infame 
y adicto al olvido y a la razón.
¡Que mueran las nueces que han de nacer, para alimentar a la plaga de las plagas 
creadas para deshacer lo que pudo ser...!

Ni aquí ni allá. 
No hay senderos.
Fuiste uno.
Y sólo por serlo
sigue pisado
rastrillado
y sembrado por el verdugo de mi sed
que no le quiere dar chance a ningún atisbo de mi libertad,
inmune y declinante de razones 
e injusticiados seres
que proclaman por todo mi ser glorificado.

Maldito ser terrenal
que aún no ha encontrado paz
que aún no me ha encontrado.