viernes, 18 de noviembre de 2011

Paseo por el jardín

Le pedía seguir, le pedía más, tal vez.
Ella lo creía, creía en lo que le decía, de hecho lo intentaba, porque creía que no había razón para no hacerlo. 


Pero nunca le alcanzaba, pedía eso que nunca iba a encontrar, aún cuando creyó encontrar eso que tanto buscaba, tanto idealizó, que no se dió cuenta que en sus ojos ciegos se posaban las ilusiones de un corazón que vivía más en la mente, que en su propio ser.


Se derrumbó sobre los escombros de una ilusión, casi inexistente. Se dejó arrastrar y hoy ni siquiera la mira. Se niega en su fuero interno.La ignora, ni se atreve a hacerla callar.


Hoy, se encontrará con la realidad de no encontrarla jamás en otro lugar, de no encontrarla más en el mismo lugar... No supo buscar detrás de las cortinas de un camuflaje listo y hecho para hacerlo soñar. Y ahora ya ni una nube puede alcanzar.


Pasaban los días y más negado se lo veía. Cambiaba sus ropas, por las de una sociedad fugitiva de perdones momentáneos y acertados para un lugar que no fuese el real; solo de un lugar momentáneo.


Dentro de unos días tal vez, ya no pueda regresar, tal vez sea tarde para él. 
Ella espera que él se de cuenta de que aún así, la puede invitar a dar un paseo por ahí, porque aunque para él no lo sea, para ella es una cuenta pendiente de palabras sin decir que quedaron flotando en el aire ese paseo por el jardín. 

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